lunes, julio 09, 2007

TRES

Fuercita tenía 14 años y estaba muy enroscado con toda la movida glam californiana, Poison, Ratt y toda esa manga de putos de cabelleras batidas, maquillados y calzas que les marcaba el bulto.

Nunca entendí porqué se había enganchado con nosotros, una banda de inadaptados drogadictos sucios y alcohólicos que escuchaba Napalm Death. Quizás el ser vecino del gordo Tormentor ayudó o el hecho de que tuviera una hermana buenísima que siempre nos miró con asco y desprecio favoreció a que lo aceptáramos en el grupo aparte de que el viejo fuera almacenero y el le afanara botellas de ginebra que nos llevaba los domingos al Parque Rivadavia como quien llevase un trofeo de guerra.


El gordo tormentor tocaba la batería y se tiraba los pedos mas ruidosos que oí en mi vida, es más, podía tirarse pedos a voluntad, solo era cuestión de decirle “ gordo, tirate uno” y el hacía una serie de muecas que según la cantidad iba a ser la magnitud del pedo, una vez, en el ensayo de Satanic Eye, la banda del gordo, nos dijo, “ Locos, escuchen esto, es música” se puso el micrófono en el culo y se tiró uno que duró cerca de 6 segundos con un olor tan nauseabundo que tuvimos que salir todos afuera de la sala de ensayo “ es el olor del infierno” gritaba el gordo cagándose de risa.

Fuercita y el gordo Tormentor andaban siempre juntos, el lo pasaba a buscar cuando salía del colegio y se iban a la plaza de Devoto a fumar unos porros, luego pasaban por casa, yo siempre tenía anfetas que le choreaba a mi abuela así que nos clavábamos algunas y salíamos a bebernos algunas Quilmes con una bandita de floresta hasta la noche.


Siempre era lo mismo, hablar de los últimos discos, eructar, mear en la puerta de la vieja que nos odiaba y que cada tanto llamaba a la cana, cantar canciones de V8, comentar los conciertos que habíamos visto el fin de semana anterior, intercambiar pastillas, remeras, cassetes y revistas con pornografía y cuando pintaba el bajón irse cada uno para su casa como podía a hacerse unas pajas y dormir.

Sólo dos chicas formaban parte del grupo, la gorda Pachorra y Natalia Metallica, esta última, hasta que descubrí a Aria, tenía las mejores tetas que había visto en mi vida pero eran intocables, al menos por nosotros, pero la de las gorda eran mas fáciles de tocar que Smoke in the Wather, ella cogía con todos, era una experiencia bastante desagradable pero siempre mucho mejor que una paja. Cuando no teníamos plata para pagar alguna puta que nos atienda a todos Claustro era el que comenzaba con un jueguito de seducción muy precario con Pachorra para convencerla de que éramos una hermandad y necesitábamos un poco de cariño.




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