jueves, julio 12, 2007

SEIS




L
a luz que entra por la ventana me lastima los ojos, tengo una resaca de los mil demonios y me duele todo el cuerpo. Me levanto de la cama, busco el iPod y me lo incrusto en las orejas mientras me tiro en el sillón.

Janes Addiction
me canta

There ain't no other way
Because this is
The price
It’s the price
Always the price I pay
...

Estiro la mano y me pongo a hojear la Rolling, me duele la vista para leer, solo miro las fotos y paso las hojas.


Así es como siento la vida, algo en manos de un maleducado que no hace más que pasar las páginas sin pedirme un puto permiso. Una tras otra, con la velocidad de un puñetero nerd que realizó un curso ILVEM de lectura veloz.

El día está como cualquier otro, un cielo arriba, no importa demasiado cuan azul o gris se encuentre y una tierra abajo que tampoco importa mucho el nivel de hierro o desechos que contenga.

La música moviliza recuerdos, el tiempo no hace mas que pasar y pasar como el maldito tren que veo desde el balcón, el tren que siempre parece el mismo pero que no lo es, ni el tren, ni la gente, ni los sentimientos encapsulados en esas personas son los mismos y sin embargo pasa y nada cambia y todo sigue su curso y al rato el mismo sonido y otro tren que es el mismo que el anterior llevando a gente que es la misma que la anterior y se repite y vuelve a repetirse y mas y mas y así forever toda la puta vida.




lunes, julio 09, 2007

CINCO

Una de esas noches de verano, donde sentís que irte a dormir es el peor pecado y el mayor castigo para tus sentidos fue la última noche de Robotech, un pibe que a veces paraba con nosotros solo para compartir algunas pastillas y al que le hacíamos pagar a cambio al menos 4 o 5 Quilmes en el quiosco del pelado Camorra.

Esa también fue nuestra última noche juntos y a partir de ahí nuestros destinos de dispersaron y no volvieron a cruzarse.

ET, Claustro, el Colo y yo teníamos 20 años, el gordo Tormentor 25 y Fuercita no llegaba a su fiesta de 15.

Esa noche salimos a dar vueltas sin rumbo fijo, solo caminar, mirar culos de putas que no podíamos pagar y parar en algún quiosco a beber alguna cerveza, Robotech llegó cuando estábamos en el quiosco de floresta, donde parábamos cada tanto. Nos dijo de ir para Caballito que tenía un amigo en un bar, de esos de mala muerte, y que seguro nos iba a habilitar unos cuantos pelpa de sal de anfetas, Fuercita se tenía que ir a la casa porque ya era muy tarde, el gordo Tormentor le dijo que se deje de joder que después iban juntos y se quedó sabiendo que los viejos le iban a pegar mas de un grito cuando llegase pero no le importó, a nosotros tampoco.

Compramos unas botellas en una estación de servicio y nos fuimos caminando y emborrachándonos cada vez más en la medida en que pasaban las cuadras. En un momento paramos y Claustro se pone a vomitar mientras el gordo Tormentor meaba en la puerta de un edificio “¡Vení boludo, lanzá acá así le damos trabajo al portero mañana!” decía el gordo, “Huy...meo y se me para la pija, no me la puedo ni tocar, es tan sensible, siempre quiere que la sacuda un rato la muy puta!”. Yo me limitaba a reírme y continuar bebiendo de la botella de Gin barato que compramos y a la que le metimos algunas Roche. Cuando quisimos acordar estábamos todos sentados en el cordón de la vereda y caen un par de patrulleros, se bajan 8 canas armados hasta los dientes, a los gritos como si fuéramos delincuentes escapados de una cárcel de máxima seguridad, nos ponen contra la pared y mientras nos insultan, patean y apuntan con sus armas llaman por la radio “Me parece que son estos los cacos, los agarramos…”


Nosotros ya estábamos acostumbrados a ese maltrato como la vez que en un solo día caímos 6 veces en cana cuando íbamos a un concierto de Nepal en Arlequines pero Robotech no, ya que solo algunas veces pateaba con nosotros y estaba muy nervioso y asustado.

Uno de los canas me dice “¿Ustede son los que chorearon el quiosco no?” “Puto, son todo puto, trolo, drogone, maricone”.

Como en otras oportunidades, uno se callaba la boca mientras pensaba “Cana del orto, no servís para otra cosa parasito uniformado y en vez de buscar delincuentes te la agarrás con nosotros, cagón, igual que tus putos viejos”

Por fuera era lo mismo de tantas veces:

“Que pasa…no hicimos nada…estábamos tomando una cerveza…no hicimos nada malo…el, señalando a Claustro, está descompuesto...”

“Callate… maricón… melenudo de mierda...puto...donde está la guita del quiosco?”

Uno de los canas, el que seguramente tenía mi edad y al que la gorra le quedaba grande, estaba nervioso, seguro era una de sus primeras salidas y sostenía el arma que daba miedo, le temblaba la mano y no hablaba, le estaba apuntando a Robotech mientras que los demás se estaban encargando de nosotros, un cana gordo, de esos que hace años no se ven el pito cuando van a mear me apuntaba con la Itaka, tenía el caño tan cerca que por momentos rozaba mi cabeza. Eso no me preocupaba ya que era parte del ritual de demostración de poder del que hacían alarde permanentemente. Ya lo habían hecho otras veces y lo volverían a hacer otras tantas putas veces mas.

En eso escucho un disparo y el cana que me apuntaba grita “¡que hiciste pelotudo!” giro la cabeza y veo a Robotech en el piso, con la cabeza llena de sangre y parado, al lado de el, el cana pendejo, paralizado y blanco como la nieve sosteniendo el arma que había efectuado el disparo mientras los otros policías corriendo de acá para allá gritando y pidiendo una ambulancia por la radio se olvidaron de nosotros y nosotros nos olvidamos de nosotros mismos para perdernos durante casi 20 años.




CUATRO

Un montón de espinas de la columna vertebral de un pescado muerto en un río contaminado, así es como sentía la vida, no solo me pesaba con el peso muerto de la insatisfacción y el desgano, también me angustiaba el hecho de saber que todo lo que tenía que hacer ya lo había hecho y no había nada nuevo bajo el sol como para poder sentir que valía la pena seguir viviendo. Continuar sólo por un puñado de pajas a la semana, algunos porros, cervezas y alguna que otra mujer que me permitiera fantasear durante mis breves polvos con Aria. Todo eso era menos que la mitad de nada y me resultaba extremadamente aburrido.


Cuando tenía veinte años y el mundo era un lugar desconocido donde todo estaba por descubrir y los días eran una invitación a la fiesta de los excesos la cosa era distinta.

Todo podía suceder, lo mejor aún estaba por llegar y el camino a recorrer desde el momento en que te levantabas hasta que te acostabas, si bien mantenía una cierta rutina, era sumamente excitante y digno de transitar.

Valorábamos tanto la vida que por eso nos metíamos cuanto tóxico haya a nuestro alcance, para honrarla desde nuestra condición de inmortales. Así era como nos sentíamos: inmortales, invulnerables, controlados en nuestro perfecto descontrol, dioses escapados de leyendas nórdicas, asesinos a sueldo de instantes, guerreros del tiempo que se refugiaban en las sombras de la noche para evitar el asedio de quienes supuestamente debían protegernos.



Natalia Metallica estaba hasta las tetas de pastillas, tirada en la cama del Bardero, la casa era un verdadero descontrol, los viejos se habían ido a pasar el fin de semana a Mar del Plata y el lugar parecía una reunión de una secta que se estaba preparando para un inminente Apocalipsis.

Jonny Cirrosis, un punkie amigo de la gorda Pachorra que tocaba el bajo en una banda cuyo nombre no recuerdo no paraba de tocarle el culo a Natalia aprovechando su estado de inconciencia, yo permanecía sentado en el piso, completamente borracho y con medio cuerpo vomitado mirando la escena.

En el cuarto de al lado escuchaba los gemidos de Pachorra que se estaba enfiestando con el gordo Tormentor, ET, Legolas y Claustro. Nunca había escuchado nada semejante: desde el cuarto donde me encontraba se oían los pedos de Tormentor, el muy hijo de puta se cagaba hasta cuando cogía!

Me levanté del piso con un mareo de puta madre y fui hacia la cocina a ver si había algo para comer, necesitaba meter algo en mi estómago y pegarme una ducha fría para recomponerme un poco.

En la cocina había mas punkies, dos chicas dark, un rolinga que luego me enteré que pasaba por la vereda y entró, dos o tres metaleros y un par de marines yankies que conoció ET en el obelisco y pertenecían a un portaaviones que estaba haciendo maniobras cerca de Bs As y les habían dado el fin de semana libre.

Saludé como pude, los marines, completamente borrachos, al ver mi remera de Kill’m All de Metallica me saludaron con abrazos, a los gritos y me ofrecían la botella de whisky que estaban bebiendo, me desprendí como pude de ellos y fui hacia la heladera que aparte de la luz sólo tenía un par de bananas que comí con un hambre voraz.

“¿Estás bien?” Me preguntó una de las chicas que tenía una remera de the Cure, “si si ” le contesté, en un rato estoy 0Km. nuevamente, ella se dio vuelta y continuó charlando con su amiga, aproveché para mirarle el culo, en ese momento se dio vuelta y me enganchó con la mirada por ahí abajo, la miré antes de que me diga algo y le dije “lindo, como para un cuadrito”, ella sonrió se acercó y me dijo “me querés coger? ” en ese momento me atraganté con la banana, no paraba de toser y hacer arcadas, tenía ganas de vomitar, agarré para el baño pero no llegué y terminé vomitando por sobre el hombro de uno de los marines, “oh shit, shit” gritaba mientras se levantaba y se sacaba la remera. En el ambiente quedó un olor rancio a alcohol que podía llegar a descomponer hasta al gordo Tormentor.

En ese momento llega ET con el torso desnudo completamente transpirado, me mira y me dice “Boludo, estás para atrás, porqué no te venís para el cuarto que la gorda está a full, vas a transpirar y te va a sacar el alcohol de encima” lo miro y le digo “na, capaz que me garcho a la de la remera de Cure pero no se si se me vá a parar mejor me voy a pegar una ducha y luego veo que onda”.

Voy al baño, me saco la ropa y corro la cortina para abrir la ducha, en la bañera estaba el Colo completamente dormido, abro la canilla igual y el Colo se levanta como un rayo gritando que lo quería ahogar, me agarra del cuello y me saca del baño completamente en bolas, desde la cocina miraban la escena mientras yo trataba de calmar a ese mastodonte de mas de 1,90 que me tenía del cuello mientras le gritaba a los de la cocina “ me quiso ahogar el muy hijo de puta, me quiso ahogar!”

Logré zafar del Colo y me metí en el baño, estaba bajo el agua cuando siento que alguien abre la puerta, pensé que era la dark, me hice el boludo y continué en la ducha sin correr la cortina para ver quien era mientras pensaba en lo bueno que sería un polvo ahí y en como la iba a meter en la bañera con ropa y todo y como la iba a desnudar, para entonces ya estaba con la pija parada y se me había ido toda la resaca.

Al ver que no pasaba nada y entre la música fuerte que venía de la cocina y la ducha no escuchaba nada, abro la cortina y veo al gordo tormentor sentado en el inodoro, me mira con cara de poker y me dice que se estaba cagando que cuando coge le agarran unas ganas tremendas de cagar que debe tener algún problema en la próstata o algún otro órgano que al coger le masajea los intestinos, que debería ir al medico y me cuenta de cómo se cagó encima la semana pasada con una puta de Flores y de cómo lo sacó de los pelos y lo dejó en pelotas en el pasillo del privado y le tiró la ropa mientras le decía “Gordo sucio, cambiate ahí y andate” y el tratando de explicarle el problema que tenía y que lo estaba discriminando por gordo y por hacerse caca, que puede ser una enfermedad que le puede pasar incluso a ella” pero la mina le cerró la puerta en la cara.

Y yo ahí escuchándolo con el pito parado y el gordo diciéndome “Estás al palo boludo, ¿no te estarás calentando conmigo no?...Somos amigos, no seas asqueroso si querés venite conmigo y le seguimos dando a pachorra” “No seas tarado” le digo “quedate tranquilo que sos un espectáculo muy desagradable como para calentarme, me comí otro viaje”

“¿Tenés pepas?” me preguntó.




TRES

Fuercita tenía 14 años y estaba muy enroscado con toda la movida glam californiana, Poison, Ratt y toda esa manga de putos de cabelleras batidas, maquillados y calzas que les marcaba el bulto.

Nunca entendí porqué se había enganchado con nosotros, una banda de inadaptados drogadictos sucios y alcohólicos que escuchaba Napalm Death. Quizás el ser vecino del gordo Tormentor ayudó o el hecho de que tuviera una hermana buenísima que siempre nos miró con asco y desprecio favoreció a que lo aceptáramos en el grupo aparte de que el viejo fuera almacenero y el le afanara botellas de ginebra que nos llevaba los domingos al Parque Rivadavia como quien llevase un trofeo de guerra.


El gordo tormentor tocaba la batería y se tiraba los pedos mas ruidosos que oí en mi vida, es más, podía tirarse pedos a voluntad, solo era cuestión de decirle “ gordo, tirate uno” y el hacía una serie de muecas que según la cantidad iba a ser la magnitud del pedo, una vez, en el ensayo de Satanic Eye, la banda del gordo, nos dijo, “ Locos, escuchen esto, es música” se puso el micrófono en el culo y se tiró uno que duró cerca de 6 segundos con un olor tan nauseabundo que tuvimos que salir todos afuera de la sala de ensayo “ es el olor del infierno” gritaba el gordo cagándose de risa.

Fuercita y el gordo Tormentor andaban siempre juntos, el lo pasaba a buscar cuando salía del colegio y se iban a la plaza de Devoto a fumar unos porros, luego pasaban por casa, yo siempre tenía anfetas que le choreaba a mi abuela así que nos clavábamos algunas y salíamos a bebernos algunas Quilmes con una bandita de floresta hasta la noche.


Siempre era lo mismo, hablar de los últimos discos, eructar, mear en la puerta de la vieja que nos odiaba y que cada tanto llamaba a la cana, cantar canciones de V8, comentar los conciertos que habíamos visto el fin de semana anterior, intercambiar pastillas, remeras, cassetes y revistas con pornografía y cuando pintaba el bajón irse cada uno para su casa como podía a hacerse unas pajas y dormir.

Sólo dos chicas formaban parte del grupo, la gorda Pachorra y Natalia Metallica, esta última, hasta que descubrí a Aria, tenía las mejores tetas que había visto en mi vida pero eran intocables, al menos por nosotros, pero la de las gorda eran mas fáciles de tocar que Smoke in the Wather, ella cogía con todos, era una experiencia bastante desagradable pero siempre mucho mejor que una paja. Cuando no teníamos plata para pagar alguna puta que nos atienda a todos Claustro era el que comenzaba con un jueguito de seducción muy precario con Pachorra para convencerla de que éramos una hermandad y necesitábamos un poco de cariño.




domingo, julio 08, 2007

DOS

En octubre había terminado mi último trabajo, se me estaba acabando el dinero y ya se me estaba haciendo difícil juntar fuerzas para conseguir otro que me hiciera mover el culo con entusiasmo.

Mi ex mujer no paraba de llamarme y pedirme dinero para el alimento de Zulema, nuestra perra, que estaba harta de arroz con Dogui comprado en lo de unos chinos mafiosos que le compraban a piratas del asfalto, los mismos que una vez me vendieron un televisor que nunca anduvo y un poco de merca que era sal de anfetas cortada con aspirinas. Un verdadero desastre.

Llamaba y llamaba, que gran invento los identificadores de llamadas. Yo no paraba de fumar marihuana barata que le canjeaba al turco por cd’s con videos de gang bang y zoofilia que bajaba de Internet y pensaba si tenía ganas de oír el mismo discurso de siempre, primero la perra y luego la misma factura que se repetía sistemáticamente con cada llamado: su total ausencia de orgasmos mientras mantuvimos en la cuerda floja la relación, o sea, desde el principio de la misma.

Un poco de Morphine viene bien en este momento pensé y terminé poniendo Pearl Jam.



Uno no siempre hace lo que piensa, es más, uno es una permanente contradicción y la mayoría de las veces termina haciendo lo contrario a lo que desea.

Como la vez que nos íbamos a ir de putas con Claustro y ET luego del concierto de Megadeth y caímos en cana porque ET no podía mantenerse parado de tantas pastillas que se había metido en el estómago, de ahí al hospital, con convulsiones y toda esa mierda y mientras esperábamos a ver si se moría o podíamos seguir de carrete Claustro se levantó a una paraguaya que se encontraba en la guardia con mucha fiebre y se perdieron dentro del hospital, yo me fui a beber unas cervezas al bar de enfrente mientras los esperaba, en eso me picó una abeja y se me hinchó toda la cara, no podía respirar, le hacía señas al mozo y no me daba pelota hasta que al fin se dignó a venir y me dice que me vaya que no quiere líos con drogaditos, yo no le podía responder, estaba morado y a punto de desmayarme, en un momento se da cuenta que no estaba pasado de drogas y le hace señas a un viejo para que lo ayude a llevarme a la guardia del hospital de enfrente, me llevan y me internan de urgencia, me llenan de inyecciones, suero, oxígeno y me dejan ahí, en una de esas cae un médico y me dice que soy alérgico a las abejas que si lo sabía que si esto me hubiese pasado en el campo me podía morir y yo aha…aha…Que si tenía a algún familiar para llamar, obra social y yo le contaba lo que había pasado y porqué estábamos ahí.

Al cabo de no se cuanto tiempo aparecen Claustro ET y la paraguaya al cuarto donde yo me encontraba, todavía con suero pero ya sin el oxígeno, ET me decía que ya estaba bien, que le hicieron un lavaje de estómago y que nos teníamos que ir porque se había afanado cuatro cajas de Tamilán y un estetoscopio, que no sea maricón, que me veía bárbaro, que me saque esa cosa que tenía incrustada en una vena de mi muñeca y nos rajemos de ahí antes de que caiga la cana. Para esto Claustro no paraba de franelearse a la paraguaya mientras me preguntaba si eso que me estaban metiendo en la sangre pegaba.

ET me sacó de un tirón la aguja, yo me levanté, me sentía muy débil y me dolía todo el cuerpo, Claustro agarró el suero y se lo metió en la mochila, también se afanó las lamparitas del baño una radio portátil y las pantuflas de un tipo que se encontraba dormido en la cama de al lado y nos fuimos. En el pasillo nos cruzamos con una enfermera muy fea y gorda que miró con una leve sonrisa cómplice a ET.

ET era famoso por su pija, era una pija con un cuerpo solo para poder sostenerla y parece que la enfermera se entusiasmó al ver tanta carne concentrada ahí abajo que lo estuvo peteando un buen rato, obviamente, el le sacó data sobre las pastas, ahí es donde se las robó con la complicidad de ella previa promesa de pasar a buscarla al día siguiente para ir a tomar algo.

Viste, me decía, nos íbamos a ir de putas y al final no la pasamos tan mal. Andá a la concha de tu madre le dije mientras salíamos, encendí un cigarrillo, tosí un buen rato a la primera pitada y pensé que aún faltaba mucho para que finalice el día.




UNO






Somos accidentes Esperando, Esperando a ocurrir



Radiohead - There there

Nunca vivirás como la gente corriente
Nunca harás lo que haga la gente corriente
Nunca fracasarás como fracasa la gente corriente
Nunca veras tu vida...desvanecerse.

Pulp - Common people





Todo puede ser peor, sólo es cuestión de intentarlo pensaba mientras permanecía tirado en la cama, como casi todos los días, mirando el techo con el televisor encendido en FTV mientras desde la cocina sonaba en la Rock & Pop London Calling de los Clash.


El día ya estaba perdido, me había despertado a las 11:30 de la mañana y no tenía nada interesante para hacer salvo otra paja pensando en las tetas de Aria Giovanni.


Anoche me acosté temprano, creo que eran las 2 de la madrugada, pero los mosquitos no me dejaron dormir, me levanté, agarré una cerveza de la heladera, me armé un porro y fui a sentarme al balcón.


Bonita noche para un suicidio…Le di el último trago a la Quilmes y terminé el porro, caer desde un piso 20 no es para cualquiera le dije y la arrojé al vacío. Creo que golpeó contra un automóvil, también oí una puteada pero no se si estaba dirigida a mi o a la botella, me fui adentro, alguien continuaba puteando, encendí la computadora y navegué un buen rato por altapendeja hasta que me agarró sueño nuevamente, busqué los Parisiennes un cenicero el Zipo y me tiré a fumar en la cama, hacía mucho calor y este iba a ser el último enero de mi vida.